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domingo, 6 de mayo de 2012

Y tú, qué opinas de... la instrumentalización de las cuadrillas

Ahora que ya ha pasado la Semana Santa y la Feria, en breve, empezarán en muchas hermandades periodos electorales. Por lo que parece, se lee y se escucha, en la mayoría de los casos concurren a los comicios más de una candidatura. Cuando esto ocurre, no es la primera vez, sale a primera plana el asunto de los costaleros, que en muchas ocasiones, por lo general, están relegados a un segundo plano en lo que es la vida diaria de la hermandad. Pero, por muy torpes que sean, no se les escapa a los candidatos que las cuadrillas de la hermandad es un buen mar donde echar las redes de los votos. En ese momento aparecen rumores, en muchos casos orquestados e intencionados, sobre cambios de capataces. El capataz que en ese momento está y los de la junta con la que él va empiezan a meter el miedo en la cuadrilla con frases del estilo de "como entre este capataz va a echar a toda la cuadrilla", muchas veces usando otros mensajeros para que el asunto no les salpique. Y en ocasiones no hay nada claro, nadie ha llegado a hablar con nadie. Y en otras los de la otra junta que se presenta también intentan hacer creer que 'puede' que 'posiblemente' o que 'cabe la posibilidad' de un cambio en el martillo si sabe que hay desencanto con la labor del que está, pero casi siempre sin decir las cosas claras. Cuando esto ocurre son casos palmarios, pero seguramente ocurre en otros ámbitos de la vida de la hermandad, no solo durante las elecciones. Cabildos con decisiones importantes, o no tanto, que alguno quiere dirigir, presionar a las juntas con determinados temas. O la típica llamada a la cuadrilla cuando hay una tómbola, una velá o algún evento de la hermandad para que se pongan detrás de la barra del ambigú, que a algunos mancharse les dá un poco de reparo. Eso entre otras ocasiones. ¿Debemos permitir que se use a las cuadrillas para el interés de algunos? ¿Somos válidos e importantes para algunas cosas pero para otras no contamos para nada? ¿Pretenden que las cuadrillas sean instrumento de lo que algunos no se atreven a afrontar? Esperamos saber vuestras opiniones y aportaciones, como siempre desde el respeto a todo y a todos. La fotografía está sacada de https://claudiacesir.blogspot.com.es

5 comentarios:

Papasmarrone dijo...

¡Qué casualidad de foto!¿no?

Pepe_Leon dijo...

Lo he vivido ya muchas veces...dentro, fuera y las que me quedaran

EL CANTARO CON ANIS dijo...

Lo malo de tirar de las cuadrillas es que después te piden contraprestaciones ha cambio.... y ya todos sabemos que es lo que pasa cuando no se las dan.

Creo que las cuadrillas y los capataces, no deben ser monedas de cambio en temas electorales.

Jartible dijo...

Desgraciadamente es asi, todos en mayor o menor medida hemos vivido una situación parecida. Capataces pidiendo el voto para una candidatura en particular, o incluso recurriendo al miedo, de que si viene fulanito os van a echar a todos... Y todo para poder conseguir la vara dorada algunos y para seguir en el martillo otros. En mi experiencia, eso solo lo hacen los malos capataces, que es la unica manera de perpetuarse en el martillo

ADOBO DE PLAZA SAN ANTONIO dijo...

Este tema es más antiguo que el hilo negro y aún así hay gente que intenta manejar algo de esta forma, pero lo que es peor incluso, alguno que se deja embaucar. Después, cuando las cuadrillas o algunos costaleros quieren algo a cambio o simplemente se integran en la vida de la hermandad, que en ocasiones es solo eso, son tildados como "grupos de presión", cuando en la inmensa mayoría de los casos creo no es así.
Y no puedo estar más de acuerdo con Jartible. Cuando en una hermandad hay un capataz o grupo de capataces de auténtica categoría raro es que esté sujeto a este tipo de movimientos o comentarios. El que es bueno, es bueno. Pero ahí me gustaría añadir algo, y es que parece por la actitud a veces de algunos costaleros que prefieren que siga el que esté, malo o bueno, sin aspirar a mejorar, pero lo que es peor, con poca convicción en que la valía propia de él mismo como costalero sea lo suficiente para trabajar con cualquier capataz o porque el 'posible' capataz tenga un cierto renombre y prestigio y uno crea que no llega a ese nivel. Eso sí me da pena y a la vez me da qué pensar.
Creo nosotros, los costaleros, debemos permanecer ajenos a este tipo de historias. En nada nos benefician y poco debemos pretender sacar de ahí. Lo primero porque no es el camino, lo segundo porque posiblemente saldremos escaldados y finalmente porque nos igualaríamos a ciertos personajillos de medio pelo, fracasados en otros ámbitos, que pululan por las hermandades.
No digo más.